La actividad en I+D+i es muy diversa. Sus resultados son visibles cada día, aunque necesiten plazos de tiempo importantes para dar fruto. El éxito en esta disciplina es el resultado de  un esfuerzo continuado. Es evidente que los plazos de maduración son superiores a los mandatos políticos y ésta es quizás, la gran dificultad para conseguir un consenso político al respecto.

La sociedad española no parece ser consciente de que su nivel de vida está ligado al ritmo de avance de la ciencia y la tecnología en nuestro país. Por esto, nuestros gobernantes no sienten ninguna presión política para que los recursos públicos dedicados a la investigación y a la innovación no sean tan escasos. Es como si casi nadie estuviera interesado en cambiar esta situación. El grito castizo de Unamuno, “Que inventen ellos”, se percibe como el reflejo suicida del pensamiento de una gran parte  de los españoles.

Veamos algunos datos, los del 2014, últimos difundidos por  el INE. Los recursos totales dedicados en España a I+D ascendieron a 12.821 M€, un 1,5 % menos que el año anterior. Esta cifra representa el 1,23 % del PIB y con ella retrocedemos a la situación del  año 2003, en una tendencia que comienza en 2010. Nuestra posición se sitúa por debajo de la media de la UE; el 2,02%, menos que Portugal el 1,34% y, muy lejos de Alemania y los países nórdicos que dedican aproximadamente el 3% de su PIB.  Al contrario que en España, la media de la UE siguió subiendo en los años de la Gran Recesión. La situación es más desfavorable aun si nos comparamos con los líderes mundiales, Corea del Sur el 4,04% en 2012, y a cifras ligeramente inferiores de Japón y USA.

Al profundizar en las citadas cifras del INE de 2014 los datos se tornan más desfavorables,  ya que las Administraciones Públicas en España redujeron los recursos dedicados a I+D en un 1,1% y las empresas, en  un 1,8%.

Los datos del sector público son reales. Los de las empresas responden al resultado de la encuesta anual que hace el INE  siguiendo la metodología del Manual de Frascati y se realiza con el máximo cuidado. Ello no obsta que por razones fiscales,  de prestigio u otras, muchas empresas españolas declaren como  I+D  los gastos de  mantenimiento y otros similares. Existen otras circunstancias que pueden afectar  de manera confusa y aleatoria a las cifras de la encuesta, como por ejemplo las ampliaciones de capacidad.

Cuatro comunidades autónomas aumentaron los recursos dedicados a  I+D en 2014: La Rioja, Murcia, Galicia y Valencia.  Las otras, los redujeron. En valor relativo en % del PIB  hay  una gran dispersión. El País Vasco con un 2,03%, Navarra con un 1,75%, Madrid con un 1,68% y Cataluña con un 1,47%,  superan la media nacional.  A gran distancia le siguen el resto de regiones,  desde Andalucía con un 1,03%  hasta Baleares con un exiguo  0,32%. Estas cifras revelan de forma palmaria  el desinterés de gran parte de nuestras administraciones, la central y las regionales, por incentivar el motor básico del progreso económico y social español.

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