En mi anterior post, publicado la semana pasada, hice una recopilación de las más interesantes definiciones del «Internet de las cosas» o ese «mundo conectado» al que todas las personas sin discriminación por razones económicas, sociales o de diversidad funcional deberían tener acceso.

La carrera por conectarnos a todo y a todos, en el mundo de la discapacidad, la va ganando el llamado “hogar conectado” y todo lo referente a orientación y movilidad tanto en interiores como en exteriores. Estos dos aspectos facilitan en gran medida la independencia de las personas con discapacidad en el hogar, en el trabajo o en la calle.

En el marco del “hogar conectado”, las opciones para aplicar Internet de las Cosas en la mejora de la calidad de vida son muy amplias. Veamos algunos ejemplos:

•El sistema de iluminación Philips Hue facilita la comunicación a personas con discapacidad auditiva, mediante el uso de luces para notificar diferentes señales y avisos sonoros que ellos no pueden escuchar. Este sistema proporciona una plataforma de software abierto, lo que facilita su uso desde aplicaciones externas adaptadas a cada usuario.

•Marcas como Bosh o Miele, anuncian la inclusión de inteligencia y conexión con smartphones en sus electrodomésticos, tanto para su control como para ofrecer otro tipo de servicios (recetas, lista de la compra).  El control de electrodomésticos a distancia, incluso por voz, puede ser una gran ventaja para personas con dificultades motoras para las que el uso de los mandos convencionales pueda ser un problema.

En CARTIF tenemos experiencia con este tipo de aplicaciones. En uno de nuestros proyectos sobre IoT, recientemente terminado, desarrollamos la posibilidad de que los electrodomésticos se adapten a los gustos de los usuarios de manera automática, sólo con que éstos últimos expresen su opinión. Los electrodomésticos de usuarios con perfiles similares se comunican entre ellos para compartir recetas que son combinadas por la propia máquina en función de cada usuario. SANDS, como en el caso anterior, permite la configuración y puesta en marcha de los electrodomésticos desde una aplicación en red. Contribuyendo así al desarrollo del «hogar conectado»

La adaptación automática de las recetas, podría ayudar a personas con discapacidad cognitiva o problemas de memoria, a utilizar los electrodomésticos según sus gustos sin tener un amplio conocimiento de los comandos.

Para facilitar la movilidad y la orientación tenemos proyectos como:

•    La silla de ruedas de AT&T y Permobil, con conexión inalámbrica. El usuario comparte información sobre su estado y situación a través de una nube segura. También puede modificar aspectos como la posición de la silla.

•    Sistemas de búsqueda de aparcamiento, como el de Viarium Technology, proporcionan información a personas con movilidad reducida sobre aparcamientos libres adaptados.

•    Danok, aplicación de Konectik que utiliza los sensores de la tecnología iBeacon para proporcionar información sobre el entorno. Esta aplicación es especialmente útil para personas ciegas y para personas con discapacidad cognitiva.

•    Proyecto Kango de Aditium. Realiza un seguimiento, mediante tarjetas NFC de los escolares durante su itinerario al colegio. Este proyecto puede ser útil también para personas mayores y personas con discapacidad cognitiva o enfermedad mental.

•    El audífono conectado Oticon Opn. Mediante conectividad Wifi y recetas basadas en IFTTT (IF This Then That) permite a las personas sordas configurarlo para recibir diferentes alertas como puede ser un timbre, o la activación de un detector de humo.

En definitiva, podemos ver cómo el camino hacia esa interconexión para “cualquier persona”, puede estar más cerca gracias a los avances del IoT.

Susana San José Alonso
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