Uno de los retos más importantes que tiene que afrontar nuestra sociedad es conseguir transformar nuestras ciudades, de manera que entre todos construyamos lugares más accesibles, sostenibles y eficientes. Nuestras ciudades se encuentran inmersas en las etapas iniciales de esta transformación, intentando adaptarse a los nuevos retos sociales del siglo XXI. Para ello cuentan con planes de transformación urbana cuyos objetivos, aun siendo muy interesantes y ambiciosos, distan de ser totalmente atractivos para los ciudadanos porque carecen de un aspecto fundamental: la integración. Por tanto, nos queda mucho camino por recorrer.

Partiendo de la premisa de que una ciudad es de sus habitantes, es necesario reforzar esta idea para que los ciudadanos sean el centro de estos cambios participando en el proceso. Cualquier acción desplegada en una ciudad debe responder a sus propios retos y éstos, a su vez, deben haber sido identificados contando con sus ciudadanos.

La buena noticia es que, para llevar a cabo esta necesaria transformación de ciudades, no partimos de cero. En casi cualquier ciudad europea de tamaño medio nos podemos encontrar con planificaciones a medio o largo plazo en los principales sectores que regulan nuestras vidas, como los referentes a planificación urbana, con los planes urbanísticos; el sector energético, con planes energéticos y de despliegue de energías renovables o el sector medioambiental en el que la mayoría de ciudades cuentan con planes de reducción de emisiones e incluso con estrategias de adaptación al cambio climático. Respecto a movilidad, nos encontramos con estrategias de movilidad eficiente y sostenible y, finalmente, los planes de desarrollo digital y económico, entre los que podemos encontrar las agendas digitales o los planes de desarrollo económico local respectivamente.

La mala, es que todos estos planes se articulan en acciones individuales muy ambiciosas, que persiguen un alto impacto, pero que carecen de una visión integradora que permita identificar sus interrelaciones y los efectos que van a producir en la ciudad y quienes la habitan. Esta integración permitiría, además, poder priorizar estas acciones.

Uno de los aspectos más atractivos de estas nuevas ciudades será su transformación en polos económicos más atractivos para las inversiones y los negocios. De forma ideal, este nuevo ecosistema dependerá en menor medida del exterior y se basará en un concepto de economía local sostenible, liderado por las necesidades de la ciudad y que se fortalecerá con los nuevos servicios digitales desarrollados en un espacio de co-creación y co-diseño. Como consecuencia, el refuerzo del tejido económico de la ciudad aumentará su atractivo y provocará la fijación de talento local y el desarrollo de nuevas empresas, sobre todo bajo los nuevos modelos empresariales emergentes; emprendeduría, start-ups y pymes.

Las nuevas generaciones de Proyectos Faro Smart City, como nuestro último proyecto mySMARTLife, promueven esa nueva visión integradora de un nuevo modelo de ciudad. El concepto de transformación urbana planteado en mySMARTLife está basado en la generación de planes urbanos integrales, que permitirán la realización de una planificación de ciudad más eficiente, promoviendo el desarrollo de una estrategia de transformación urbana basada en el fortalecimiento de la participación ciudadana, el desarrollo de un ecosistema económico local para la creación y mantenimiento de empleo alrededor de los nuevos servicios de ciudad y que será el resultado del despliegue del plan integral urbano de la ciudad.

Las ciudades de Nantes (Francia), Hamburgo (Alemania), Helsinki (Finlandia), Varna (Bulgaria), Bydgoszcz (Polonia), Rijeka (Croacia) y Palencia (España), han aceptado formar parte de este reto.

Pero no son las únicas. Docenas de ciudades en toda Europa y en el resto del mundo ya están inmersas en proyectos smart city, beneficiándose de los esfuerzos conjuntos de investigadores, empresas y municipalidades en buscar soluciones a los problemas que plantea la convivencia en grandes urbes.

Sólo en CARTIF, trabajamos con más de 100 ciudades europeas a través de nuestros proyectos smart city. Un desafío apasionante.

Rubén García
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