En los últimos tiempos el uso de la Realidad Aumentada (AR, Augmented Reality) se está haciendo cada vez más habitual aprovechando la utilización masiva de dispositivos móviles en la vida cotidiana como smartphones o tablets, y la aparición de otros nuevos como las smart glasses.  De este modo, diferentes aplicaciones generalmente de ocio como “Pokémon GO”, o los filtros de edición de imagen de “Snapchat” han terminado de popularizar esta tecnología, aunque sus aplicaciones también se extienden al mundo profesional.

Sin embargo, la tecnología AR ni es nueva, ni está supeditada al uso de móviles o gafas inteligentes. Existe una técnica denominada Realidad Aumentada Espacial (SAR, Spatial Augmented Reality), que se distingue por la no utilización de dispositivos como interfaz de usuario. Como tecnología de AR, su principal función es añadir información digital a la realidad, pero en este caso la información se muestra directamente sobre el objeto físico, normalmente mediante proyectores digitales.

Quizá el ejemplo más conocido de este tipo de SAR es el video mapping que consiste en la proyección de imágenes o vídeos sobre fachadas de edificios, adaptándose a la forma de éstos para ofrecer un espectáculo audiovisual muy atractivo para el público. Un caso particular de esta utilización de SAR se ha aplicado en CARTIF en el campo de patrimonio artístico, proyectando en el interior de iglesias sobre un ábside, pinturas que ocuparon esa situación en el pasado o que necesitan restauración.

Aplicación de SAR en la industria

Debido a que la superficie de proyección no está asociada al usuario, la SAR es una buena herramienta para el trabajo colaborativo porque puede ser utilizado por varias personas a la vez. Del mismo modo, el usuario no debe someterse al desgaste visual que puede producir el uso de pantallas o gafas especiales o cargar con dispositivos móviles. Estos aspectos hacen que la SAR, además de otras aplicaciones como juegos, tenga buena aplicación en la industria.

En la industria del automóvil es frecuente su uso en fases de diseño, proyectando sobre el propio coche diferentes opciones de acabado, o de mantenimiento, ofreciendo información al mecánico de la mejor forma de acometer una reparación.

SAR en puestos de ensamblaje

Dentro de la industria, una de las mayores aplicaciones que tiene la SAR, es la de asistencia en los puestos de montaje manual. Por medio de uno o varios proyectores situados en el puesto de montaje, se puede guiar al trabajador en la secuencia de tareas a realizar, mostrando la información sobre la propia mesa de trabajo o sobre la misma pieza. Las ventajas que ofrece esta tecnología son principalmente:

•    Reduce o elimina la necesidad de monitores y pantallas, al mostrar las instrucciones  directamente en el espacio de trabajo.
•    Disminuye la carga cognitiva de los usuarios cuando se siguen las instrucciones de trabajo, siendo especialmente adecuada para entrenamiento y formación de nuevos trabajadores.
•    Reduce descuidos al no haber necesidad de «cambiar la atención» entre instrucciones de trabajo y la tarea a realizar.
•    El trabajador no debe cargar con ningún tipo de dispositivo o someterse al desgaste visual que puede producir el uso de gafas especiales.
•    Varios trabajadores pueden trabajar a la vez con un único sistema de SAR instalado.

Este tipo de aplicación combinada con algún sistema que permita la validación de la ejecución de la tarea (como puede ser la localización de herramienta o el seguimiento de las manos del trabajador mediante técnicas de visión artificial) permite confirmar la correcta ejecución de las operaciones mejorando la trazabilidad de las operaciones y la reducción de errores.

En CARTIF estamos trabajando en varios proyectos con estas técnicas de SAR, desarrollando e integrando sistemas asistivos en operaciones de ensamblaje, aprovechando las ventajas que ofrece esta tecnología y reduciendo lo máximo posible los puntos más delicados que tiene, como la luminosidad del entorno, la adaptación de la proyección al color y forma de las piezas, o posibles oclusiones que puede producir el propio trabajador al realizar las tareas.

Roberto Pinillos Herrero
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