La realidad aumentada (RA) es una tecnología que poco a poco se está abriendo paso en nuestra vida diaria. A grandes rasgos, consiste en incorporar información digital a la realidad que tenemos ante nuestros ojos por medio de la superposición en tiempo real de esta información sobre la imagen que proporciona nuestro dispositivo, ya sea un smartphone, una tablet o unas smart glasses.

Por tanto, para acceder a esta tecnología no es necesario disponer de dispositivos especiales. Gracias al desarrollo de la tecnología, equipos de los que todo el mundo dispone, como los citados antes, pueden ser el instrumento que permita acceder al mundo de la realidad aumentada. Sí que es cierto que en los últimos años están surgiendo dispositivos como las smart glasses que están adaptados de forma específica a este tipo de aplicaciones y permiten proporcionar una mejor experiencia al usuario al dejarle libertad de movimientos de sus manos.

Es de esperar que, con el desarrollo de nuevas aplicaciones, este tipo de dispositivos vaya entrando en el sector del consumo de forma generalizada, como ya ha ocurrido con otros wearables como los relojes inteligentes o las pulseras de actividad.

Existen muchas aplicaciones de realidad aumentada y son muy variadas. La mayor parte de ellas están orientadas al ocio y al turismo. Hay aplicaciones que, con solo hacer una foto a un monumento o una obra de arte, te pueden proporcionar información acerca del mismo, su historia, o curiosidades como imágenes de su aspecto en el pasado.

Continuamente están surgiendo aplicaciones relacionadas con el ocio, la movilidad, el marketing y la publicidad, que incluyen contenidos adicionales que permiten mejorar e incrementar la experiencia del usuario. Estos contenidos pueden ser de lo más variado, incluyendo textos explicativos, enlaces a documentación auxiliar, vídeos, imágenes, indicaciones para la localización de lugares o eventos, etc.

Igualmente están surgiendo aplicaciones para su utilización en campos profesionales, como la arquitectura, para mostrar diseños y maquetas a escala; marketing y ventas, con catálogos que incluyen códigos QR para visualizar contenidos adicionales; medicina o educación, en las que se presenta innumerables oportunidades para la ampliación de contenidos mediante vídeos, tutoriales o ejemplos, que permitan aprender de forma más amena y didáctica.

Los entornos industriales también están empezando a ser un importante campo de aplicación de la realidad aumentada. La mayoría de los expertos prevé que la implantación a gran escala en el ámbito industrial tendrá lugar en los próximos tres a cinco años como una tecnología cada vez más sólida.

CARTIF participa en algunos proyectos que aplican la RA a los trabajos de mantenimiento en la industria. Mediante la utilización de unas smart glasses, los técnicos tienen la posibilidad de desempeñar su trabajo como han hecho siempre, ya que disponen de total libertad para emplear sus manos, y al mismo tiempo pueden acceder, por ejemplo, a las hojas de especificaciones técnicas de un determinado equipo, a los planos de una instalación, o al historial de averías de una máquina. También sería posible guiar al operario de mantenimiento en la realización de una determinada tarea, indicándole los pasos a realizar y chequeando cuándo y cómo los ha realizado. De la misma manera, podrían ser muy útiles en la formación de los operarios noveles para la realización de dichas tareas, o incluso para el seguimiento y evaluación del desempeño de los operarios por parte de sus responsables.

Existen ya ejemplos que muestran cómo estos dispositivos inteligentes están causando un gran impacto en el mundo empresarial.

•    El operador logístico DHL aumentó un 25% la eficiencia de recogida en sus almacenes desde que proporcionó gafas de RA a sus trabajadores. La herramienta les señalaba la ruta más rápida hacia los paquetes y también servía como escáner de códigos de barras.

•    Airbus, el fabricante de aviones, descubrió que el tiempo que los empleados necesitaban para señalizar y realizar perforaciones concretas en determinadas piezas era seis veces menor y su tasa de error se redujo a cero gracias a las instrucciones precisas que proporcionaban las gafas inteligentes. En este caso, la RA consigue mejorar la calidad del trabajo, y reduce tanto el número de fallos como el entrenamiento necesario para realizar una labor.

El futuro de la RA es ahora y se va a incorporar a nuestra vida diaria a medida que las personas la acepten como un elemento cotidiano. Cuando se popularice, se multiplicarán las aplicaciones que la utilizan, y lo que ahora es algo novedoso al alcance de unos pocos será algo común al alcance de la mayoría.

Javier Rodríguez Nieto
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