En el año 2800, según nos contó la mágica Pixar®, el robot de limpieza WALL-E lleva cientos de solitarios años haciendo aquello para lo que fue construido: limpiar la Tierra de basura y recolectar cosas inservibles, en un planeta devastado y sin vida. Lo que no sabemos es si WALL-E conocía las bondades del reciclaje, la importancia de poder otorgar un segundo ciclo de vida a las cosas y, sobre todo, si sabía que el plástico que recogía en su día a día debía llevarlo al contenedor amarillo. Y es que, quizás, alguien debería haberle contado a WALL-E que los plásticos son materiales valiosos y se caracterizan por tener un interesante potencial para ser reciclados, muchas veces sin perder valor ni propiedades funcionales.

La producción masiva de plásticos se generalizó en los años 50 y ha aumentado exponencialmente en los últimos años (Plastics Europe, 2015). Además, y según la web de AEMA, cerca de un tercio de la producción actual se debe a envases desechables que se abandonan al cabo de un año aproximadamente.

«Una Europa que utilice eficazmente los recursos» es una de las siete iniciativas emblemáticas que forman parte de la estrategia Europa 2020. Y utilizar eficazmente los recursos plásticos post-consumo implica poder reciclarlos, bien sea:

  • Químicamente, rompiendo las moléculas de los residuos plásticos para dar origen nuevamente a materia prima básica que puede ser utilizada para fabricar nuevos plásticos vírgenes, o
  • Mecánicamente, a través de diferentes procesos físicos en los que los residuos plásticos se vuelven a poner en circulación para su reutilización, tras una serie de etapas que pueden comprender acopio, lavado, separación, molido, aglutinado etc …

¿Y por qué es tan importante hacerlo? Echad un vistazo a los siguientes datos, extraídos del nuevo informe del World Economic Forum publicado el pasado mes de enero, sobre el futuro de los plásticos:

  • Se estima que actualmente existen en el mar 150 millones de toneladas de plástico.
  • La producción de plástico se ha multiplicado por 20 en los últimos 50 años y se triplicará en los próximos 30 años, pudiendo alcanzar las 1.124 toneladas.
  • Los residuos plásticos representan más del 12 % del total de residuos sólidos urbanos, en comparación con el 1 % de 1960.
  • El 95 % del valor material de los embalajes plásticos se pierde después de un solo uso.
  • Si los componentes de los productos que se fabrican se reutilizaran y no acabasen siendo residuos, se ahorrarían 625 M€.
  • Si se pusieran en fila todas las botellas de agua que se consumen en EE.UU en una sola semana, darían cinco vueltas al planeta.

Mientras caminamos hacia un escenario futuro en el que disminuya progresivamente la necesidad de plástico virgen, debemos trabajar en investigar, desarrollar y optimizar nuevas técnicas de reciclado, mejorando sus tasas de eficacia.

En entradas anteriores ya os hemos hablado de la importancia de la concienciación y de la responsabilidad individual, así que aprender a reciclar y reutilizar desde nuestros hogares puede ser un buen punto de partida para ello. Y qué mejor manera de comenzar que con los más pequeños.

Con esta intención y en colaboración con el Ayuntamiento de Valladolid, hemos organizado el próximo domingo 24 de abril un evento dirigido al público infantil, en el marco del proyecto LIFE COLRECEPS, con el objetivo de concienciar sobre el reciclado del poliestireno expandido, más conocido como corcho blanco.

En el evento se creará una escultura de poliestireno sostenible, en forma de mosaico, a partir de unos trozos de corcho pintados para la ocasión por los niños que participen… ¡y habrá premio! El objetivo es demostrar que, gracias a tecnologías como la que se está desarrollando en este proyecto, los plásticos pueden tener infinitas vidas y no tienen por qué estar condenados a terminar en un vertedero.

Síguenos en nuestras redes sociales para conocer más detalles al respecto… ¡allí nos vemos!

Laura Pablos Lopez
Share This