La alimentación es un tema estrella, no cabe duda. Una buena alimentación es aquella en la que se combina de manera apropiada nutrientes y alimentos, lo que permite un buen estado de salud.

Sin embargo, los desórdenes en la dieta son, actualmente, un auténtico reto para la salud pública. Las crecientes cifras de obesidad y de enfermedades relacionadas con la alimentación en España y en el resto de Europa, han impulsado que las administraciones públicas relacionadas con la nutrición y salud, desarrollen acuerdos con la industria alimentaria.

La Industria de Alimentación y Bebidas, el primer sector industrial de nuestro país, con una facturación de más de 98 M€ y con unas importantes expectativas de crecimiento, se enfrenta ahora a nuevos paradigmas y retos en política alimentaria y de nutrición.

Las nuevas exigencias del consumidor y las tendencias en materia de salud han impulsado la generación de un plan para mejorar la composición de alimentos y bebidas por parte del Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad (MSSSI) a través de la Agencia Española de Consumo, Seguridad Alimentaria y Nutrición (AECOSAN) con la adhesión, de manera voluntaria, de más de veinte asociaciones sectoriales que representan a 500 empresas del sector.

El Plan de colaboración para la mejora de la composición de alimentos y bebidas y otras medidas 2017-2020, como así se ha denominado, está alineado con la política de reformulación que impulsa la Unión Europea a través de varios marcos creados dentro del Grupo de Alto Nivel sobre nutrición y actividad física con los Estados miembros, en el que se establecieron grupos de alimentos y sectores prioritarios.

El PLAN, recoge los compromisos de reformulación de los sectores de la fabricación y distribución para más de 3.500 alimentos y bebidas de consumo habitual en niños, jóvenes y familias en relación a la reducción de azúcares añadidos, sal y grasas saturadas.

La reformulación consiste en mejorar el contenido de ciertos nutrientes seleccionados de los alimentos sin que esto conlleve a un aumento del contenido energético ni de otros nutrientes, manteniendo la seguridad alimentaria, sabor y textura para que el producto siga siendo aceptado por los consumidores.

Entre los compromisos más destacables, se encuentran las siguientes medidas que se llevarán a cabo en un plazo máximo de 3 años sobre 13 grupos de alimentos:

  • La reducción de azúcares añadidos hasta en un 18% en salsas tipo kétchup o tomate frito, del 10 % en productos lácteos, bebidas refrescantes, derivados cárnicos, cereales de desayuno infantil y néctares de frutas y de un 5% en bollería y pastelería, galletas, helados y panes especiales.
  • La reducción de sal, hasta en un 16% en derivados cárnicos y en salsas, de hasta un 13,8 % en aperitivos salados, 10% en el caso de platos preparados y de 6,7% en cremas de verduras.
  • La reducción de grasas saturadas en un 10% en el caso de platos preparados y aperitivos salados y un 5% en bollería, pastelería y galletas.

Puede consultar la tabla del plan de colaboración aquí.

El compromiso de la Industria Alimentaria para la reformulación de determinados alimentos lleva asociada una importante labor de innovación para la identificación de nuevas materias primas e ingredientes, creación de nuevas fórmulas y procesos de elaboración con el fin de lograr productos acordes a las especificaciones sensoriales y de calidad que el consumidor espera, temas en los que en CARTIF hemos trabajado intensamente con un gran número de empresas del sector.

Por otra parte, dentro de este PLAN también se han incluido acuerdos con sectores como el de la restauración social o catering, con el que se han adquirido compromisos como el incremento de la oferta de menús o comidas más saludables, con un aumento de la oferta de platos que incluyan hortalizas y verduras, mayor presencia de carnes magras y pescados acompañadas de guarniciones de hortalizas, verduras y/o legumbres y minimizar la oferta de platos precocinados fritos. La elaboración de los platos se realizará con plancha, cocción y horno y se evitarán los sofritos o salsas. Se fomentará el aceite de oliva como mejor opción de aliño. El pan será integral y la opción principal de postre será la fruta de temporada.

Respecto a la restauración moderna, se han adquirido compromisos relacionados con la reducción de la cantidad de azúcar contenida en sobres monodosis al 50% y del 33% en los de sal, así como la utilización de leche baja en grasa en los servicios de desayuno.

Por último, el sector de la distribución automática o vending, se compromete a reducir la dosis máxima de azúcar que se añade a las bebidas calientes, a incrementar el número de alimentos equilibrados, agua y bebidas refrescantes sin azúcares añadidos del total de productos y bebidas incluidos en la máquina.

Así, se pretende, que los distintos sectores trabajen de forma sinérgica para contribuir a una alimentación más equilibrada y con calidad nutricional. El PLAN quiere fomentar la I+D dirigida a crear productos más saludables, potenciar la colaboración de las empresas y favorecer la coordinación de estas medidas con las administraciones, así como impactar en la cesta de la compra desde el punto sanitario y social e impulsar buenas prácticas para mejorar la dieta desde el punto de vista nutricional. A través de todas estas medidas, se pretende además contribuir a mejorar la base científica y recopilar datos que impulsen estas iniciativas y su seguimiento a nivel europeo.

Estas actuaciones, sin duda, suponen un avance y podremos encontrar productos con una composición mejorada respecto a los actuales (al menos en determinados nutrientes). Sin embargo, es necesario seguir dando pasos por parte de todos los actores implicados en promover la salud y reducir la aparición de enfermedades relacionadas con la alimentación creando nuevas estrategias.

Belén Blanco Espeso
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